7 ¿Cómo se puede decir que "Jesús es el único camino a Dios"?

7 ¿Cómo se puede decir que ”Jesús es el único camino a Dios”?

Eduardo:

OK, Rafael. Justo has avanzado hacia la respuesta a mi próxima pregunta, que trata un asunto muy quisquilloso. Yo observo muchos cristianos que dicen -como tú lo hiciste-, que Jesús es la solución a los problemas de la vida. Aun en mis conversaciones con Juan, noto que también se llega a la conclusión de que Jesús es el único camino a Dios.
Esto me parece un tanto… cómo te dijera: ¿exclusivo? Me parece un punto de vista muy estrecho, y sumamente intolerante. ¿Qué hay de todas esas otras religiones (hindúes, budistas, judíos, musulmanes)? No sé, tú sabrás más que yo acerca de ello. Pero lo que me quieres decir es que ¿ellos no irán al cielo porque no creen en Jesús? Yo pienso que uno de los obstáculos más grandes para mí es eso de la idea de que no puedo llegar a Dios sin pasar por Jesús. Veo y reconozco que fue un buen maestro y hasta un profeta, pero cuando él mismo sale con esto de que Él es el único camino al cielo… me parece un hueso muy duro de roer.

Rafael:

Yo entiendo tu inquietud, Eduardo. Sin lugar a dudas esta es una pregunta muy difícil, posiblemente la más difícil de todas, porque sabemos que hay gente por todas partes del mundo con perspectivas completamente diferentes a las cristianas. En realidad es posible que haya personas muy cercanas a nosotros con perspectivas muy distintas a las nuestras. Y creo que en un sentido tu pregunta es algo como “¿Crees que un buen amigo judío, o musulmán o budista está relegado al infierno porque no cree en Jesús?
¡Sí! Esa es precisamente mi pregunta.
Para poder contestar esta pregunta, es necesario primero definir algo, y es: ¿qué es lo que entendemos por ser “una buena persona?” Toda la vida, la gente ha reconocido que existe una norma moral muy alta que alude a CADA UNO de nosotros. Las personas que no creen en Jesús tienen el mismo problema que tengo yo, Eduardo. Ni ellas ni yo nos acercamos siquiera a ser quienes deberíamos ser. Tampoco alcanzamos a ser lo que deberíamos ser basándonos en un libro religioso como el Torá o la Biblia. Es más, ni siquiera alcanzamos a ser lo que sabemos en nuestro interior, que es el ideal de una persona buena.
En otras palabras, no hay un “buen” cristiano, ni un “buen” judío, ni un “buen” budista. Todos fallamos y no alcanzamos a cumplir con nuestras propias expectativas éticas y morales.
Ahora. La solución común y fácil es decir algo como: “Mira, una persona debiera llegar al cielo con tal de que viva una vida buena y siga el camino que ha escogido.” Pero este es el problema. Ninguno de nosotros puede cumplir con esto. En realidad ninguno de nosotros siquiera se acerca al camino correcto.

Eduardo:

Está bien, es cierto, pero… no puede ser lo que Dios realmente espera de nosotros. ¿No es que solamente tenemos que intentar hacer lo mejor que podamos? ¿Cómo podemos hacer más que esto?

Rafael:

Pero volvemos al mismo tipo de problema. Porque, ¿quién de nosotros ha hecho “lo mejor que puede”? Yo sé con certeza que yo no lo he hecho.

Eduardo:

Por lo menos hago un intento.

Rafael:

No sé de ti, Eduardo, pero cuando yo miro atrás en mi propia vida, encuentro casos innumerables de personas que, aunque sabían lo que deberían haber hecho, no lo hicieron. Y yo me incluyo.

Eduardo:

Tengo que admitir que este es el caso mío también.

Rafael:

O, por el otro lado, a veces he sabido que NO DEBERÍA HABER HECHO algo, y lo hice. Mi conclusión es que nadie puede cumplir. Así que todos tenemos un problema. Si somos francos y honestos, tendremos que decir que existe una norma que ni siquiera estamos cerca de alcanzar.
Lo que dijo Jesús fue que Él era Dios y que Él vino a ofrecer una solución final, completa y total, fuera de la cual, me parece a mí, no hay esperanza ni solución.
Si Jesús es quien afirmó ser, entonces Él es el antídoto para el veneno fatal que nos separa de un Dios santo. La única diferencia entre las personas es:
Los que admiten que tienen el problema y toman el antídoto, y los que no lo hacen.

Eduardo:

Sí, pero hay que tomar en cuenta que hay cantidades enormes de personas muy sinceras. ¿Lo que me dices es que ni el budista sincero ni el musulmán sincero van a llegar? Me parece que tienes una perspectiva muy estrecha, muy limitada.

Rafael:

Pero Eduardo, al decir esto, asumes que si la gente es sincera, todo saldrá bien. La sinceridad es importante, pero ella no hace verdad. Por ejemplo, es posible ser 100% sincero y a la vez estar 100% equivocado. Había gente muy sincera en el pasado que creyó que la tierra era plana, pero su sinceridad no cambió el hecho de que la misma fuera esférica. Es muy “estrecho”, muy limitado, decir que solo puedes echar gasolina y no agua en el tanque de tu auto. Pero si le echas agua, no funciona. Creo que si observamos el mundo a nuestro alrededor descubriremos que la verdad ES estrecha, limitada. Por un lado nos damos cuenta de que aunque una persona es muy sincera, ello no significa que tenga la razón. Por otro lado, si una declaración o afirmación es estrecha o muy limitada, no quiere decir que necesariamente es falsa.

Eduardo:

Entiendo.

Rafael:

En la disciplina de la lógica hay un principio muy importante: el principio de la No- Contradicción. Este es un requisito esencial en un discurso o proceso racional. Y lo que dice este principio es básicamente esto: si hay dos afirmaciones que se contradicen mutuamente, ambas no pueden ser correctas. Cuando hablamos de las afirmaciones de verdades de todas las religiones, unas y otras se contradicen, y no superficial sino esencialmente. De manera que no todas pueden tener la razón. Un ejemplo de esto es que Mahoma decía que Jesús no era nada más que un profeta. Y Jesús afirmaba ser DIOS. Ahora: o Mahoma está equivocado y Jesús tiene la razón, o Jesús está equivocado y Mahoma tiene la razón, o los dos están equivocados. Pero no hay manera de que los dos tengan la razón.

Eduardo:

Pero ¿cómo sabes que Mahoma está equivocado? ¿Podría ser que Jesús estuviera equivocado? ¿Cómo sabemos que Jesús no era nada más que un buen profeta?

Rafael:

Una pregunta justa, Eduardo. Pero yo me baso en lo que Jesús decía de sí mismo. Él dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre, excepto por mí”. En otra ocasión les dijo a sus discípulos: “Si me han visto a mí, han visto al Padre”. Él se afirmó ser DIOS y que él había venido a proveer una solución y el pago por todos nosotros.
En cierta ocasión, Jesús estaba hablando con los líderes religiosos y dijo: “Yo y el Padre somos uno”. En seguida estos líderes religiosos recogen piedras para apedrearlo. Así que Jesús les pregunta: “¿A causa de cuáles de mis buenas obra pretenden apedrearme?” Y ellos le respondieron, “No es a causa de tus buenas obras sino porque tú, un mero hombre, te haces como Dios”. Estos líderes religiosos entendieron lo que muchos de nosotros no captamos: que Jesús se atribuyó divinidad por sí mismo.
O Jesús es quien dijo ser o no lo es. Si es quien afirmó ser, es Dios (y sería un insulto reconocerlo solo como un mero profeta humano). Pero si no es Dios, como afirmó, o está equivocado en cuanto a sus afirmaciones sobre sí mismo, o estaba equivocado pero no lo sabía.
En el caso de que estuviera equivocado en cuanto a sus afirmaciones de ser Dios y si él sabía que estaba equivocado, entonces NO ES un Buen Maestro y Profeta, es un Mentiroso. Por el otro lado, si estuviera equivocado en cuanto a sus afirmaciones de Ser Dios y NO LO SABÍA, entonces está absolutamente loco al pensar que es Dios y ofrecer perdonar los pecados de todo el mundo.
Me parece a mí, EDUARDO, que ninguna persona sabia diría que un Mentiroso o un Loco fuera un Buen Maestro o Buen Profeta. Así que o estas son las mejores noticias del mundo y que Jesús es quien dijo ser o es un Mentiroso o un Loco. Por mi parte, creo que Jesús era quien dijo ser. Él es la única persona que ofrece una solución para el problema humano. Pero si no es quien dijo ser, no hay esperanza para nadie.

Acabas de escuchar la versión resumida.
Sin embargo Eduardo y Rafael han tocado otro temas muy relevantes, te invito a escuchar el dialogo extendido.