Sea cual fuese la razón, una gran porción de la población adulta no asiste a una iglesia con frecuencia, e incluso ni la ve como el lugar para conectarse con Dios.


Construir puentes de amistad, para lograr un nivel de confianza que permita hablar cómodamente de temas espirituales.

A través de una amistad genuina uno gana “el derecho de ser escuchado” en cuanto a temas espirituales.

Proveer recursos y oportunidades que estimulan conversaciones constructivas.

La Oración. Pedir a Dios que Él haga lo que solamente Él puede hacer: suavizar corazones y prepararlos para oír las buenas noticias de Jesús.